"Busca la Excelencia y no la Perfección, porque el mundo no es perfecto"
Joyce Meyer
Muchas veces pensamos que las figuras que nos muestran los medios de
comunicación como exitosas o destacadas en los negocios, el espectáculo, o los
deportes tales como el legendario Michael Jordan de los Chicago Bulls o Steve
Jobs de Apple, son individuos superiores a la media muy difíciles de emular. Pero
si revisamos sus vidas más de cerca, nos encontraremos con que todas esas personas
tienen en común el compromiso con la excelencia en su desempeño, el cual les
produce muchos más beneficios que el deseo de lograr la perfección. Pero, ¿qué
significa esto?
Aunque parezcan similares, la Excelencia y la Perfección son formas de
pensar y de actuar diametralmente opuestas y podría decirse que antagónicas,
que producen resultados igual de diferentes en nuestras vidas.
Buscar la Excelencia vs. la
Perfección
La búsqueda de la Excelencia significa comprometernos a
hacer siempre lo máximo que podemos bajo cualquier circunstancia, e
independientemente del resultado final. Ni más ni menos. Lograr la Excelencia
implica hacer el mejor esfuerzo posible y apostar los recursos disponibles al
logro de nuestros objetivos, sin que esto implique un sacrificio o dañe nuestra autoestima. La excelencia implica aceptar que no siempre las
condiciones son las mejores y que hoy
puedes llegar de segundo lugar y sentirte bien, porque hiciste las cosas lo
mejor que pudiste y confías en hacerlas aún mejor en el futuro.
La exigencia de la Perfección en cambio, se centra más bien
en el deseo de hacer las cosas perfectas en el más mínimo detalle, pues de otro
modo no son (o somos) aceptables o adecuadas. Es una creencia que percibe las
cosas en términos de opuestos, bien sea como blancas y perfectas o como negras
y un fracaso, sin dejar lugar a grados intermedios, ni considerar nuestras
posibilidades reales o condiciones actuales. Lograr esto es imposible porque ni
la vida es binaria (perfecto o malo), ni la concepción de la “Perfección”
es la misma para todas las personas.
¿Cómo diferenciar entre
Excelencia y Perfección?
Una persona Perfeccionista...
·
Establece sus metas con el foco en evitar fallas y no en lograr lo
mejor de sí mismo. Un ejemplo sería: “Quiero dejar de interrumpir a mi pareja
cuando habla conmigo” centrándonos en el problema (interrumpir) y no el
objetivo deseado (comunicarse mejor).
·
Lo que hace
define su valor como persona. Cualquier error se
percibe como un fracaso que afecta su autoestima y lo hará más
propenso a abandonar sus objetivos.
·
Sólo se
siente bien consigo mismo mientras
haya otro que le reconozca el éxito.
·
Se desempeña por debajo de sus posibilidades al evitar
correr riesgos por temor a fallar. No tiene habitualmente motivos para celebrar
porque la atención está centrada en lo que falta y no en lo que hay. “El vaso
está medio vacío”.
·
Necesita controlar las actividades propias y
ajenas pues piensa que sólo él “sabe”
y puede hacerlas “perfectas”.
Una
pista para saber si transitamos el tortuoso camino de la perfección es revisar
si siempre que terminamos algo en vez de celebrarlo, nos decimos que “podríamos haberlo hecho mejor”...
Mientras que un Buscador de la Excelencia...
·
Establece sus metas en positivo y con énfasis en la mejora continua hacia el futuro. En el ejemplo anterior sería: “Quiero
esforzarme por escuchar más y mejor a mi pareja”.
·
Se valora
a sí mismo por separado de la meta con
base al esfuerzo realizado para alcanzarla.
·
Se focaliza en alcanzar sus metas por su satisfacción personal sin necesidad del
reconocimiento ajeno.
· Se reta a sí mismo
para conocer hasta dónde es capaz de llegar y celebra el esfuerzo
independientemente del resultado. El foco está en lo que hay. “El vaso está
medio lleno”.
·
Está abierto
a tomar riesgos, porque los errores y los problemas se toman como oportunidades
para aprender y mejorar. Esto hace al camino más importante que la meta.
·
Basa sus relaciones en la confianza, la motivación y el respeto.
Es flexible y abierto a aprender y descubrir nuevas formas de hacer las cosas.
El
camino de la Excelencia es abierto, flexible y dinámico, contribuyendo al
crecimiento porque “hacemos nuestro mejor esfuerzo en todo momento “.
Como ejercicio de la semana,
podemos seleccionar una actividad de nuestra vida (en casa, el trabajo,
haciendo un deporte, etc.) donde vamos a esforzarnos por hacer nuestras tareas
lo mejor que podamos y nos felicitamos por el esfuerzo. ¿Cómo cambia nuestra perspectiva? ¿Nos
sentimos más motivados?
¡Anímense y dejen sus comentarios!
Referencias:
Frank, M.A. PhD. “Excelence vs Perfection”. http://www.excelatlife.com/articles/excellence.htm
Guarnieri S., Ortiz M. “No es lo mismo”. Ed. LID. 2010.
Hola linda te pregunto estamos capacitados para ser humanos excelentes. Besos y saludos a la familia
ResponderEliminarLuciano
Hola Lucio! Claro que si! Humanos excelentes, me gusta esa idea! Besos y cariños por allá!
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